DONDE ESTAMOS PARADOS ? QUE OPINAN PAISES COMO PARAGUAY, URUGUAY DEL MERCOSUR? AQUÍ UNA MUES TRA EDITORIAL DEL DIARIO DE L PARAGUAY abc Color del 18

Que el Mercosur va a la deriva ya no es un secreto para nadie. Es plena realidad. Solo los gobiernos de turno de los países miembros (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) lo sostienen contra viento y marea como si fuese que el organismo regional efectivamente esté cumpliendo con su cometido fundamental, cual es el de hacer posible el libre comercio (gravamen cero) de bienes y servicios, eliminando las trabas y restricciones que obstaculizan los negocios y actos comerciales entre los países integrantes.

A casi dos décadas de la firma del Tratado de Asunción (1991) que le dio origen al organismo, ninguno de sus postulados se ha plasmado en la realidad. Es más: lo que ha ocurrido la mayoría de las veces, y con grave perjuicio sobre todo para los países económicamente débiles como Paraguay y Uruguay, es que los socios mayores del Mercosur, Brasil y Argentina, sistemáticamente han violado sus cláusulas, ya sea para restringir el ingreso de productos a sus mercados o bien imponiendo decisiones unilaterales e inconsultas en detrimento de los otros, como las periódicas devaluaciones de monedas que hacen Brasil o Argentina y que producen un tremendo impacto negativo sobre la economía de los otros socios, o sencillamente aplicando resoluciones que riñen con los postulados del bloque. Ahora mismo, imponiendo su actitud prepotente y abusiva, agentes de la Receita Federal del Brasil despojan de cubiertas nuevas a vehículos que ingresan desde el Paraguay, no solamente ya de cubiertas remanufacturadas en nuestro país a las que hasta ahora ponían trabas. Los vehículos sin ruedas quedan en el lugar hasta que sus conductores puedan encontrar la forma de sacarlos del allí. ¡Humillante!

Pese al evidente fracaso en su estructura y funcionamiento, ninguno de los gobiernos de los países integrantes piensa replantear la utilidad y eficacia del Mercosur para aplicar alguna medida reparadora, sino, por el contrario, cada vez más se esmeran en reforzarlo creando otros órganos igualmente inútiles dentro de su estructura. Es el caso del Parlasur o Parlamento del Mercosur, un simulacro de órgano deliberativo que a casi tres años de su creación no ha producido absolutamente nada útil, como lo acaba de describir el pasado lunes el ex presidente y actual candidato presidencial uruguayo, Luis A. Lacalle Herrera. Este declaró al diario “El País” de Montevideo que fue “un error que Uruguay integre el Parlamento del bloque; no sirve de nada”. Agregó que ese organismo ni siquiera fue capaz de tratar y solucionar el tema del puente que hasta ahora permanece obstaculizado y cerrado por argentinos que cuestionan la instalación de una fábrica en la ciudad uruguaya de Fray Bentos.

Se debe agregar que el mismo sistema de composición del órgano –proporcional a la población de cada país– deja en desventaja a los países más pequeños y poco poblados, que en este caso son nuevamente Paraguay y Uruguay.

También fundamentó su afirmación acerca del fracaso del Mercosur y lo consideró como un grave error que la política exterior de los países miembros se base en cuestiones ideológicas, cuando los problemas y conflictos de los países miembros son los mismos, sin importar las afinidades de carácter político.

Ese es el rumbo que por desgracia está tomando el Mercosur, con el agravante de intentar convertir a la Venezuela del dictador Hugo Chávez como miembro pleno. El Presidente venezolano no tiene interés ni reúne la capacidad para hacer posible el libre comercio, ya que está convirtiendo a Venezuela en un país colectivista y totalitario, lejos de los principios del libre comercio. Se permite descaradamente suprimir la propiedad privada y realizar nacionalizaciones de capitales extranjeros cuando le da la gana. El único interés que abriga Chávez es convertir al Mercosur en herramienta de su objetivo político de extender su “socialismo bolivariano del siglo XXI” aprovechándose de su mayor peso en lo económico gracias a los petrodólares que despilfarra a manos llenas mientras miles de venezolanos sufren hambre.

Las expresiones del candidato presidencial uruguayo, que está muy bien posicionado para las elecciones en su país, según recientes encuestas, desnudan una vez más la necesidad de replantear la existencia y el funcionamiento de los organismos regionales –cuyo mantenimiento les cuesta caro a los contribuyentes de los respectivos países– para que los nuevos que se creen o ya existan dentro del bloque puedan cumplir el objetivo de la integración mediante la eliminación de las trabas y restricciones al libre comercio lejos de planteos y criterios ideológicos u oportunistas, como viene siendo hasta ahora.

El Parlasur, hasta ahora, ni ha intentado intervenir o legislar para que el Mercosur funcione efectivamente, sino que ha estado tratando temas que no hacen al objetivo principal del bloque. En lo que atañe al Paraguay, por ejemplo, la declaratoria del guaraní como idioma del Mercosur, o la creación de un memorial de la Guerra de la Triple Alianza, nada tienen que ver con los problemas cotidianos que enfrentan nuestros productores y exportadores a la hora de intentar hacer sus negocios. Sus integrantes realizan frecuentes y costosos viajes para audiencias públicas en cualquiera de los otros países miembros, con dinero de los contribuyentes.

En consecuencia, nada útil ni capaz de cambiar la penosa realidad de la economía de los países miembros, especialmente el nuestro, ha surgido del Parlasur, su órgano deliberativo.

El Gobierno paraguayo se está preparando para una nueva Cumbre del Mercosur, a realizarse el 4 de julio en Asunción, que solo constituirá un inútil desperdicio de dinero y para que los jefes de Estado hagan rimbombantes declaraciones sobre la integración y se saquen numerosas fotos para la prensa, mientras el bloque continuará su marcha renqueante hacia un destino incierto.

Esta hipocresía es la que debe terminar y cambiar de una vez, como lo señaló acertadamente el ex presidente uruguayo.